Soy la voz del espíritu, espíritu que tuvo carne y carne que tuvo vida, vida que deje hace 9 años en la memoria y el corazón de mi familia, que jamás pensó que yo me marchara. No se si fue el momento. Tal vez necesitaba estar solo por mucho tiempo. Pero en mi mente quedo la forma en que mi madre me miraba, su mirada ida y llena de desconsuelo. Se sentía la muerte rondando en su corazón. Estaba muerta en vida. Y yo veía mi cuerpo postrado en una plancha de metal, cubierta en un comienzo con una sabana blanca y después quede descubierto a la vista de médicos, forenses y hasta mi madre que fue la que tuvo la valentía de recoger mi ropa y llevarla en sus manos lindas y suaves como las de una virgen llenas de amor y de ternura.
A mi padre se le veía mas anciano ese día, pareciera que me le hubiera llevado su juventud, su fuerza, su poder, me sentí muy triste pensé que al irme y no causar mas problemas todo iba a estar mas tranquilo y en paz. Y de mi hermano no se diga mas, tirado en el suelo llorando con otro amigo por que yo me había ido a acompañar a otro padre que tenemos en común, en un lugar que no sabría ni tengo palabras para explicarlo. Nadie sabe lo que yo padecía y pensaba, creo que la única era mi madre, no solo por mi problema de ataques epilépticos, sino el ver a mi madre como mi sombra, nerviosa y a la expectativa de mis caídas repentinas en el baño o en la calle. No podía tomar, trasnochar, tener los nervios alterados, tener alguna clase de ansiedad, no podía bañarme solo.
Mis padres siempre estaban acaparando mi privacidad y mis gustos. Nunca me sentí mal por lo que ellos fueron conmigo, al contrario estaré agradecido por siempre, pero si me hería verlos conseguir dinero para mis drogas, llevándome a los mejores médicos que estaban al alcance de ellos. Yo llevaba ya 2 años con este problema y tenia mejorías, pero no como las que yo quería, las quería de forma definitiva. Me acongojaba el sacarme malas notas y hasta llegue a perder dos años de secundaria, pero esto me lo pasaba mi madre, a veces sentía que tenían pesar por mi y compasión por lo que tenia, eso era lo que yo me imaginaba. Por eso pensé lo que hice. El 7 de diciembre me levante temprano e iba al colegio a mirar si me podían dar cupo en el colegio, pero no fue así, me lo negaron, tenia emociones encontradas por que había perdido el año y no sabia como decirle eso, a mis padres.
A mi padre se le veía mas anciano ese día, pareciera que me le hubiera llevado su juventud, su fuerza, su poder, me sentí muy triste pensé que al irme y no causar mas problemas todo iba a estar mas tranquilo y en paz. Y de mi hermano no se diga mas, tirado en el suelo llorando con otro amigo por que yo me había ido a acompañar a otro padre que tenemos en común, en un lugar que no sabría ni tengo palabras para explicarlo. Nadie sabe lo que yo padecía y pensaba, creo que la única era mi madre, no solo por mi problema de ataques epilépticos, sino el ver a mi madre como mi sombra, nerviosa y a la expectativa de mis caídas repentinas en el baño o en la calle. No podía tomar, trasnochar, tener los nervios alterados, tener alguna clase de ansiedad, no podía bañarme solo.
Mis padres siempre estaban acaparando mi privacidad y mis gustos. Nunca me sentí mal por lo que ellos fueron conmigo, al contrario estaré agradecido por siempre, pero si me hería verlos conseguir dinero para mis drogas, llevándome a los mejores médicos que estaban al alcance de ellos. Yo llevaba ya 2 años con este problema y tenia mejorías, pero no como las que yo quería, las quería de forma definitiva. Me acongojaba el sacarme malas notas y hasta llegue a perder dos años de secundaria, pero esto me lo pasaba mi madre, a veces sentía que tenían pesar por mi y compasión por lo que tenia, eso era lo que yo me imaginaba. Por eso pensé lo que hice. El 7 de diciembre me levante temprano e iba al colegio a mirar si me podían dar cupo en el colegio, pero no fue así, me lo negaron, tenia emociones encontradas por que había perdido el año y no sabia como decirle eso, a mis padres.
Mi miedo no era el que ellos me llamaran la atención, era la idea y el simple motivo de acarrear les más inconvenientes en sus vidas y eso me destrozaba. Además nunca supe que era el que me echaran en cara las cosas, solo sentía amor y apoyo en los errores que yo cometía. Pero pienso ahora que no fue un error lo que hice. Por eso tome la primera corbata que compro mi hermano para una entrevista de trabajo, la ate a un cinturón de un amigo. Me amarre el cuello y de repente ya mis pies estaban en el aire colgando del techo de la cocina de la casa. De todas maneras sigo sintiendo la protección de mi familia en sus corazones, con decirles que piensan en mí, como si yo hubiera sido un ángel y eso me motiva para saber que lo que hice es por obra y gracia de Dios. Además ciento que ellos no lo han podido superar, pero si han controlado esta situación. Nunca dude de ellos al saber que seguirían unidos y que mi madre sobre todo sigue siendo las mas linda del mundo, la mujer mas templada y el eje central de nuestra familia. Ella seguirá siendo para mí una santa quien apoyara a mi padre y a Robert mi hermano.
Ese Robert soy yo….
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